Me encanta ver los teatros de Barcelona llenos. Me encantaría verlos aún más llenos, pero Roma no se construyó en un día.
El viernes noche fui al Teatre Tívoli para ver FLASHDANCE y el público abarrotaba el teatro. No tengo claro qué hace que un espectáculo cuelgue cada noche el cartel de "entradas agotadas". Es evidente que si tuviéramos la "fórmula del éxito" todo el mundo la aplicaría para sus producciones. Pero cada vez me resulta más evidente que un título popular con una buena campaña de marketing ayuda a conseguirlo, siempre y cuando se cumplan unos mínimos de calidad, evidentemente. Es el caso de FLASHDANCE.
FLASHDANCE fue un gran éxito de taquilla en cines en la década de los 80. La película, dirigida por Adrian Lyne y protagonizada por Jennifer Beals (a quienes muchas redescubrimos gracias a la magnífica serie 'The L Word') y Michael Nouri, contaba en su banda sonora con varios temas que se convertieron en hits de la época, especialmente "What A Feeling" y "Maniac".
Escrita por Tom Hedley, FLASHDANCE cuenta la historia de la joven Alex Owens, quien trabaja de día como soldadora en una fábrica de Pittsburgh y de noche en un cabaret de la zona; aunque sueña con ser bailarina profesional y formarse para ello en la prestigiosa escuela de baile de su localidad.
En su vida se cruzará Nick, el dueño de la fábrica en la que trabaja, un atractivo joven que se enamorará al instante de ella y tratará de conquistarla. Aunque Alex no se lo pondrá nada fácil, ya que teme que las diferencias sociales dificulten su relación y no quiere que tenga ningún trato preferente con ella, sino que ansía lograr sus sueños únicamente con su propio esfuerzo.
La adaptación escénica de FLASHDANCE se estrenó en los escenarios del West End londinense en octubre de 2010 con Victoria Hamilton-Barrit y Matt Willis como protagonistas. El musical seguía la línea de otras adaptaciones cinematográficas que se habían estrenado con diferente fortuna: FAME, DIRTY DANCING y FOOTLOOSE, todos ellos trasladados de la gran pantalla a los escenarios.
FLASHDANCE no obtuvo el éxito esperado en la capital británica, permaneciendo tan sólo cuatro meses en cartel. Se llegó a anunciar su estreno en Broadway, pero finalmente no tuvo lugar.
Tom Hedley, el autor del filme, es co-autor del libreto del musical junto a Robert Cary, convirtiendo la película de 90 minutos en un espectáculo de 150 minutos (con entreacto); añadiendo alguna nueva trama dramática y 14 nuevos temas compuestos por Robbie Roth; conservando, eso sí, los grandes éxitos musicales “Maniac”, “Gloria” y “Flashdance (What a Feeling)”.
Recuerdo disfrutar del montaje de Londres del musical, especialmente del trabajo de Victoria Hamilton-Barrit. En aquel entonces, hace casi 10 años, escribía esto sobre el mismo: "A pesar de no contar con un guión brillante, cumple con su cometido de entretener al público, trasladándolo al universo de los años 80 y consiguiendo que se emocione en diversos momentos de la función. Nada más… y nada menos."
Repetiría las mismas palabras tras ver la producción española del musical. La trama de FLASHDANCE no es incisiva, ni demoledora, ni invita al público a reflexionar. No es su objetivo. El objetivo de este musical es entretener. Y eso lo consigue.
La coreografía ochentera firmada por Vicky Gómez, un cuerpo de baile enérgico y unas voces imponentes destacan en este FLASHDANCE que ha llegado a nuestro país de la mano de la productora británica Selladoor Worldwide, que presenta por primera vez uno de sus espectáculos en nuestro país. Esperemos que no sea el último.
Personalmente encontré a faltar una mayor conexión y presencia escénica en la pareja protagonista, integrada por Chanel Terrero y Sam Gómez, pero quizás se asenten a medida que vayan haciendo funciones.
También debo decir que se me hizo un poquito largo el espectáculo... y escuché el mimso comentario entre el público que salía del Tívoli. Cada vez más apuesto por la premisa que "lo bueno, si breve, dos veces bueno". En este caso FLASHDANCE dura dos horas y media. En ocasiones quizás no sea necesario alargar un espectáculo para convertirlo en una "gran producción", pero los creativos casi siempre tienden a hacerlo.
Desde su estreno en Londres el 2010, FLASHDANCE no ha dejado de representarse por toda Europa. Eso significa que el público queda atrapado por la historia de Alex Owens. Realmente, a todos nos gusta ver historias donde los sueños de los protagonistas se cumplen! De hecho, el hashtag promocional del musical es #CumpleTusSueños.
FLASHDANCE estará en Barcelona durante una temporada limitada, hasta el 22 de abril. Está previsto que posteriormente realice una gira visitando varias ciudades españolas para establecerse en Madrid durante varias semanas el próximo otoño.
Por cierto, que en la función del viernes noche, los personajes protagonistas del musical no fueron los únicos que cumplieron los sueños, al final de la función hubo una petición de mano sorpresa sobre el escenario de una pareja que estaba entre el público. Un gran momentazo que cautivó a todos los que estábamos allí. Y es que sí... estoy convencida: los sueños se cumplen si crees en ello.
El viernes noche fui al Teatre Tívoli para ver FLASHDANCE y el público abarrotaba el teatro. No tengo claro qué hace que un espectáculo cuelgue cada noche el cartel de "entradas agotadas". Es evidente que si tuviéramos la "fórmula del éxito" todo el mundo la aplicaría para sus producciones. Pero cada vez me resulta más evidente que un título popular con una buena campaña de marketing ayuda a conseguirlo, siempre y cuando se cumplan unos mínimos de calidad, evidentemente. Es el caso de FLASHDANCE.
FLASHDANCE fue un gran éxito de taquilla en cines en la década de los 80. La película, dirigida por Adrian Lyne y protagonizada por Jennifer Beals (a quienes muchas redescubrimos gracias a la magnífica serie 'The L Word') y Michael Nouri, contaba en su banda sonora con varios temas que se convertieron en hits de la época, especialmente "What A Feeling" y "Maniac".
Escrita por Tom Hedley, FLASHDANCE cuenta la historia de la joven Alex Owens, quien trabaja de día como soldadora en una fábrica de Pittsburgh y de noche en un cabaret de la zona; aunque sueña con ser bailarina profesional y formarse para ello en la prestigiosa escuela de baile de su localidad.
En su vida se cruzará Nick, el dueño de la fábrica en la que trabaja, un atractivo joven que se enamorará al instante de ella y tratará de conquistarla. Aunque Alex no se lo pondrá nada fácil, ya que teme que las diferencias sociales dificulten su relación y no quiere que tenga ningún trato preferente con ella, sino que ansía lograr sus sueños únicamente con su propio esfuerzo.
La adaptación escénica de FLASHDANCE se estrenó en los escenarios del West End londinense en octubre de 2010 con Victoria Hamilton-Barrit y Matt Willis como protagonistas. El musical seguía la línea de otras adaptaciones cinematográficas que se habían estrenado con diferente fortuna: FAME, DIRTY DANCING y FOOTLOOSE, todos ellos trasladados de la gran pantalla a los escenarios.
FLASHDANCE no obtuvo el éxito esperado en la capital británica, permaneciendo tan sólo cuatro meses en cartel. Se llegó a anunciar su estreno en Broadway, pero finalmente no tuvo lugar.
Tom Hedley, el autor del filme, es co-autor del libreto del musical junto a Robert Cary, convirtiendo la película de 90 minutos en un espectáculo de 150 minutos (con entreacto); añadiendo alguna nueva trama dramática y 14 nuevos temas compuestos por Robbie Roth; conservando, eso sí, los grandes éxitos musicales “Maniac”, “Gloria” y “Flashdance (What a Feeling)”.
Recuerdo disfrutar del montaje de Londres del musical, especialmente del trabajo de Victoria Hamilton-Barrit. En aquel entonces, hace casi 10 años, escribía esto sobre el mismo: "A pesar de no contar con un guión brillante, cumple con su cometido de entretener al público, trasladándolo al universo de los años 80 y consiguiendo que se emocione en diversos momentos de la función. Nada más… y nada menos."
Repetiría las mismas palabras tras ver la producción española del musical. La trama de FLASHDANCE no es incisiva, ni demoledora, ni invita al público a reflexionar. No es su objetivo. El objetivo de este musical es entretener. Y eso lo consigue.
La coreografía ochentera firmada por Vicky Gómez, un cuerpo de baile enérgico y unas voces imponentes destacan en este FLASHDANCE que ha llegado a nuestro país de la mano de la productora británica Selladoor Worldwide, que presenta por primera vez uno de sus espectáculos en nuestro país. Esperemos que no sea el último.
Personalmente encontré a faltar una mayor conexión y presencia escénica en la pareja protagonista, integrada por Chanel Terrero y Sam Gómez, pero quizás se asenten a medida que vayan haciendo funciones.
También debo decir que se me hizo un poquito largo el espectáculo... y escuché el mimso comentario entre el público que salía del Tívoli. Cada vez más apuesto por la premisa que "lo bueno, si breve, dos veces bueno". En este caso FLASHDANCE dura dos horas y media. En ocasiones quizás no sea necesario alargar un espectáculo para convertirlo en una "gran producción", pero los creativos casi siempre tienden a hacerlo.
Desde su estreno en Londres el 2010, FLASHDANCE no ha dejado de representarse por toda Europa. Eso significa que el público queda atrapado por la historia de Alex Owens. Realmente, a todos nos gusta ver historias donde los sueños de los protagonistas se cumplen! De hecho, el hashtag promocional del musical es #CumpleTusSueños.
FLASHDANCE estará en Barcelona durante una temporada limitada, hasta el 22 de abril. Está previsto que posteriormente realice una gira visitando varias ciudades españolas para establecerse en Madrid durante varias semanas el próximo otoño.
Por cierto, que en la función del viernes noche, los personajes protagonistas del musical no fueron los únicos que cumplieron los sueños, al final de la función hubo una petición de mano sorpresa sobre el escenario de una pareja que estaba entre el público. Un gran momentazo que cautivó a todos los que estábamos allí. Y es que sí... estoy convencida: los sueños se cumplen si crees en ello.
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